Es que el Centro Histórico de la Ciudad de México está vacio y se disfruta de una manera deliciosa. Observar los edificios, las calles solitarias le dan un aspecto retrospectivo, en ocasiones se percibia un silencio digno de disfrutarse, sin prisas, sin stress, sin presión ni autos. Comparto con ustedes estas dos fotografias que tomé. Espero las aprecien tanto como yo.
Nada es para siempre. Siempre es hoy.
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